María Trinidad Gutiérrez es una paciente del Instituto de Cancerología.
Vive en Cuernavaca, pero debe recibir su tratamiento en la Ciudad de
México; ella, como miles de personas, se ha visto afectada por los
recortes hechos al presupuesto de la salud pública
en México.
Por esa razón, el miércoles pasado visitó a la Cámara de Diputados. Tuvo
la suerte de encontrarse con la diputada de MORENA Miroslava Sánchez,
presidenta de la Comisión de Salud, quien daba una conferencia de
prensa; sin dudarlo, la encaró para exponerle la
falta de recursos en el sistema de salud. “La situación en el Instituto
de Cancerología está terrible. Están recortando gente, no están
cubriendo las plazas que se quedan vacantes, no hay medicamentos en
muchos hospitales”, denunció de manera enérgica.
Pero hay historias aún más dramáticas, como la de Julieta Pacheco, jefa
de neonatología del Hospital General de Tijuana (HGT), quien hizo
público cómo ha visto morir a recién nacidos por falta de insumos y
equipo para atenderlos. En los tres meses recientes,
según su recuento, 13 bebés han fallecido frente a sus propios padres
por complicaciones a las cuales el nosocomio no pudo dar seguimiento.
Todos ellos se pudieron haber salvado; la negligencia y la
irresponsabilidad ya se han traducido en muerte.
La semana anterior, los directores de hospitales e institutos de salud
más importantes del país también asistieron a San Lázaro para documentar
el desastre que están viviendo; asegurando entonces que contaban con
dinero para operar sólo hasta el mes de julio.
El criminal recorte al presupuesto y el congelamiento de los recursos
ya ha costado la vida a muchos mexicanos.
Los directores de los Institutos de Pediatría, Neurología, Nutrición y
Cancerología, así como de diversos hospitales, fueron notificados que se
congelaron los recursos para hacer contrataciones médicas. Además,
ninguno de estos institutos contaba ya con recursos
para el resto del año, por lo que ya no podrían contratar personal
operativo, pagar servicios de internet, adquirir medicamentos del cuadro
básico, ofrecer estímulos adicionales para personal médico o la
adquisición de insumos requeridos en área de terapia
intensiva.
La crisis es tan grave que tendrían que reducir el número de cirugías y
los servicios de anestesia, el personal de suplencias y horas extras; y
lo inaudito, no tenían dinero ni siquiera para cubrir sus consumos de
agua y luz.
Los funcionarios confirmaron que el recorte realizado por el gobierno
federal es de 2 mil 300 millones de pesos, lo que puso en riesgo los
servicios que prestan a la población. Adicionalmente, en tan sólo cuatro
meses, más de mil 200 trabajadores de base y
de confianza del sector salud «fueron renunciados» o despedidos de las
instituciones en las que laboraban.
En el Estado de Veracruz, la propia Secretaría de Salud reconoció hace
unos días que, en 9 nosocomios, en las principales ciudades como
Coatzacoalcos y Boca del Río, no funcionan los aires acondicionados.
Cada hospital veracruzano, en promedio, tiene que pagar,
a través del Sistema Estatal de Salud, 400 mil pesos mensuales y otros
700 mil por el servicio de agua, y ni así les mandan los recursos, mucho
menos nos quieren bajar las tarifas de luz. Ahora imaginen el costo que
de operación que tienen otros nosocomios
mucho más grandes.
Ante la crisis desatada, la Secretaría de Hacienda tuvo que liberar el
viernes por la noche los más de 2 mil 460 millones de pesos al sector
salud a través de tres reservas al presupuesto asignado. Entonces,
¿quién engaña al Presidente? ¿Cuál es el propósito
de dar un trato inhumano a miles de pacientes? ¿Qué intereses políticos
están detrás de las decisiones de la SHCP?
El informe elaborado y presentado por los hospitales e institutos, así
como la cloaca que junto con su renuncia a la dirección general del IMSS
destapó Germán Martínez, son pruebas contundentes de una mentira
descarada y criminal del Gobierno de la Transformación
de Cuarta, frente a la crisis que vive el sector.
Pero ante la tragedia que vive la salud pública en México, el Presidente
López Obrador, una vez más, tenía otros datos. En respuesta a los
reclamos de los directores de institutos de especialidades sobre la
falta de recursos para sus organismos, dijo que el
presupuesto para la salud del pueblo de México “no tiene límites en su
Gobierno”. Y hasta entonces, tuvieron que liberar el dinero.
Desde las entrañas de la mal llamada cuarta transformación se lanzó una
preocupante advertencia que podría resultar profética: “la gente se va a
morir en las calles”, dijo Germán Martínez al Presidente, antes de
presentar su renuncia como Director General del
IMSS.
Cuando eso suceda, no sólo habrá fracasado el gobierno. Habremos fracasado todos.
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