Después de dos semanas, finalmente este lunes 28, si no vuelven a
dejarnos plantados, acudirán ante el Poder Legislativo federal
funcionarios del gobierno de la República a explicar a detalle -así lo
esperamos-, cada una de las aristas que ha provocado su mal
llamada estrategia de combate al huachicol, la cual, hasta este
momento, solo nos ha dejado a los mexicanos desabasto de combustibles y
luto, tras la tragedia ocurrida en Tlahuelilpan, Hidalgo.
Ante la demora de los representantes de la Cuarta Transformación,
tenemos ya un cúmulo de preguntas a formularles, entre todos estos
cuestionamientos, en el Grupo Parlamentario del PRI, demandamos que nos
den una respuesta exacta sobre la compra de 671 pipas
para el traslado de las gasolinas, pues se erogaron 92 millones de
dólares, sin licitación pública de por medio, bajo el argumento de que
se trata de una emergencia nacional. Ellos que enarbolaron la bandera de
la supuesta rectitud, de la transparencia, no
pueden ser turbios, opacos, mucho menos cuando hay tantos millones de
por medio.
Si tan derechos son, seguramente vendrán a esta Soberanía con el
dictamen de excepción a la licitación pública bajo el brazo, así como
con los rubros exactos del Presupuesto de Egresos de donde se tomó el
dinero para hacer la compra millonaria y, por supuesto,
también esperamos escuchar los términos bajos los cuales se determinó
que se trata de una emergencia nacional pues, como se dice
coloquialmente: aclarando amanece.
Lo que nos resulta paradójico es que mientras que muchos países
avanzados prácticamente han sustituido a las pipas para el movimiento de
combustibles y en su lugar usan ductos, el nuevo gobierno federal
compra más y más unidades. Espero que el siguiente paso
de la Cuarta Transformación no sea acarrear la gasolina en carretas
jaladas por mulas, burros y caballos.
Esta retrógrada medida de incorporar a la circulación de nuestras
carreteras pipas de Pemex para el traslado de gasolina, pone en riesgo a
la población: tan solo en 2017 los vehículos de carga causaron 3,383
siniestros, con mil 199 muertos, de acuerdo con datos
del Anuario Estadístico de Accidentes en Carreteras Federales,
elaborado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el
Instituto Mexicano del Transporte.
Ahora, circulando cargados de gasolina, a exceso de velocidad, cada
unidad es un mini Tlahuililpan en potencia. Por eso urge también que nos
expliquen cómo y durante cuánto tiempo se habrán de capacitar a los 700
conductores de pipas que se pretenden contratar
por 29 mil pesos mensuales pues, si los sacan con premura a las
carreteras, la cifra de decesos causados por las unidades pesadas se
disparará.
Si bien consideramos que el combate al robo de hidrocarburos debe ser
una prioridad en la agenda nacional, insistimos en que la estrategia no
debe afectar el bienestar de la población ni poner en riesgo la
estabilidad y las actividades económicas de nuestro
país. Cerrar las válvulas de diversos ductos de Pemex y abastecer a las
gasolineras a través de pipas, no es la solución.
Esperamos que en esta ocasión los titulares de la Secretaría de Energía y
de Petróleos Mexicanos (PEMEX), sí nos den una respuesta puntual y
precisa, no más pretextos, no más excusas.
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